Ecos del futuro

Del artículo de Yamato, más allá de que es francamente divertido, hay verdades como puños acompañadas de una profunda incomprensión hacia algunas cosas. El nacionalismo (periférico, centralista, catalán, vasco, español,...todos) es hipócrita e irracional. Intenta justificar con un argumento irrefutable y aglutinador actos que en realidad se basan en otras causas (a veces egoístas a veces totalmente justas). Se tiende a despreciar todo lo que el nacionalismo (el del otro claro) utiliza para justificarse, sin pararse a pensar en los temas por separado. Es por eso que se carga, de forma bastante pueril, con cosas como el idioma. Vivimos, nos guste o no, en un país (o estado o nación según se prefiera) con varias lenguas. Cuando se intenta imponer una sobre otra (no me importa cual por que cada nacionalismo intenta imponer la suya) lo único que se consigue es irritar y enrocar al otro. Cuando se trate a todas con "justicia" desde todos los ámbitos se habrá ganado mucho. Y, como en tantas otras cosas, justicia no es lo mismo que igualdad. La discriminación positiva es algo que la mayoría de gente acepta para algunas cosas, pero sin embargo rechaza para otras.

Me encantaría que la gente cuando vaya a un sitio donde, además del suyo se habla o utiliza otro idioma, no se ofendiera por ello.

También me gustaría que nadie utilice ese otro idioma para hacer su trinchera ideológica más alta, haciéndonos a muchos victimas del fuego cruzado.

Con respecto a las razones para la secesión o autodeterminación. Si en realidad las razones fueran económicas, porque va a mejorar la situación económica del pueblo que la reclama, buena razón sería. Pero mucho me sospecho que la única situación económica que esperan que mejore es la de los políticos que con tanto énfasis defienden esas políticas, a veces incluso al margen del auténtico sentir de ciudadano.

Pienso que las razones son económicas porque si te fijas, el nacionalismo --cuando no surge por la opresión real-- surge porque una zona "rica" en algún aspecto quiere manejar lo que considera suyo. Es como con las empresas. Cuando las cosas les van bien, apuestan por el libre mercado --independencia--. Cuando les va mal quieren que las rescate el estado.