ves esta página sin formato por que esta hecha cumpliendo el estándar web CSS 2.
tú navegador no soporta este estándar, o tienes dicho soporte desactivado.
si estas en el primer caso, actualízate. merece mucho la pena.
En la entrada anterior veíamos que la cantidad de materia que producía el tirón gravitatorio dentro de los cúmulos de galaxias y dentro de las mismísimas galaxias era al menos unas diez veces mayor que la materia que podemos detectar a partir de la radiación electromagnética que emiten --ya sea radio, luz o rayos X--.
Una primera posibilidad conservadora es suponer que toda esa materia que no podemos detectar está en forma de objetos convencionales --aunque quizás sea abusar un poco del término convencional-- como estrellas enanas, agujeros negros y en general objetos compactos.
Si estos objetos representasen la última causa de la constancia de la velocidad de rotación de una galaxia a medida que nos alejamos del centro --como vimos en la entrada anterior-- deberían ser extremadamente abundantes en lo que conocemos como el halo galáctico.
El halo de una galaxia es la región esférica que rodea al disco a través de la que se mueven los cúmulos globulares --grupos de 10,000 a 1,000,000 de estrellas viejas rojizas--.
Estos objetos compactos del halo galáctico --conocidos por sus siglas en inglés como MACHOs-- podrían interponerse entre nosotros y la luz procedente de una estrella de otra galaxia, produciendo una amplificación del brillo de la estrella --fenómeno conocido como microlente gravitatoria--
En el vídeo a continuación vemos una simulación de una situación típica. Un MACHO situado dentro de un cúmulo globular del halo galáctico se interpone en la línea de visión de una estrella de la Gran Nube de Magallanes, una de las galaxias satélites de la Vía Láctea.
El paso del MACHO por la línea de visión de la estrella crea una curva de luz característica, es decir, un cambio de brillo con el paso de las horas o los días. Este mismo fenómeno se ha utilizado para descubrir planetas extrasolares, también conocidos como exoplanetas. A continuación podemos ver una explicación muy didáctica del fenómeno.
En 2003 se descubrió el primer exoplaneta utilizando esta técnica. Podemos ver la secuencia de las imágenes reales y su correspondiente curva de luz en esta animación
La presencia de los picos en la curva de luz corresponden al planeta en órbita a la estrella que está produciendo el fenómeno principal de microlente.
Utilizando este tipo de técnica, el inventario de MACHOs y exoplanetas no ha parado de crecer. Pero la pregunta relevante en nuestro caso es: ¿son suficientes para cubrir nuestro déficit en el inventario de materia del universo?. La respuesta es un probable no. Las estimaciones a partir del número de eventos detectados no dan cuenta de más del 8% de la masa del Halo galáctico.
Nuestro siguiente paso será entonces la búsqueda de algo más exótico. Un tipo de materia que esté más uniformemente distribuida y que no emita radiación. Pero esa será la historia de una próxima entrada.