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Ecos del futuro

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    2006-2024

    Pedro J. Hernández



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    Inicio > Historias > La tragedia de los bienes comunes

    La tragedia de los bienes comunes

    Resulta curioso descubrir cómo toda la tensión existente entre el liberalismo y el socialismo proviene de un dilema que no tiene solución.
    En un artículo clásico “La tragedia de los pastizales”, Garret Hardin explica la razón última de que las comunidades se encaminan siempre hacia la tragedia. Su propia libertad les termina trayendo la ruina:

    Imaginen un pastizal como un sistema abierto a todo el mundo. La capacidad de carga de este pastizal es de 10 animales. Hay diez ganaderos, cada uno de los cuales posee un animal para su engorde y venta en el mercado. En otras palabras, los diez animales consumen ahora el total de lo que el pastizal puede producir.

    Harry (uno de los ganaderos) añadirá un animal más al pastizal, si con ello puede obtener un beneficio. Detrae el coste original del nuevo animal del supuesto precio de venta del animal ya engordado y considera el coste del alimento. Añadiendo un animal más a la manada implicará menos alimentos para cada uno de los animales ya existentes, pero dado que Harry solo posee un décimo de la cabaña, solo pagará un décimo de este coste. Harry decide “explotar” (hacer el mejor uso de) la zona comunal, de forma que añade el animal y realiza el beneficio.

    Los márgenes de beneficio, al reducirse, fuerzan a otros ganaderos a dejar el negocio o a añadir más animales también. El proceso de explotación mutua continúa hasta que la sobreexplotación y la erosión destruyen los pastos (el sistema) y todos los ganaderos se arruinan.

    Lo que es más importante, Hardin muestra el defecto clave de los bienes comunes: todos los participantes deben acordar conservar el bien común, pero uno solo puede forzar la destrucción del resto. Aunque Hardin describe la explotación de un pasto común no regulado por los seres humanos, los principios del bien común y del “pasto” aplican a toda nuestra sociedad.

    La llamada “propiedad privada” es parte indisoluble de nuestro patrimonio común, porque es parte de nuestro sistema de supervivencia y de los sistemas sociales. Los dueños alteran las propiedades básicas de nuestros soportes vitales y sistemas sociales cuando alteran la tierra para “realizar un beneficio” (por ejemplo, cubrir la tierra con maíz o con cemento).

    Las municipalidades, ciudades y estados son patrimonio común en el sentido de que a nadie se le puede negar la entrada. Cualquiera puede acceder a ellas y reclamar que son patrimonio común. Se pueden entender los “beneficios” como un bien común, cuando cualquier Corporación, de cualquier lugar del mundo, reduce sus beneficios para competir por clientes con los pequeños negocios locales.

    Se pueden ver los “salarios” como un bien común, cuando un número determinado de trabajadores, de cualquier lugar del mundo, entran en nuestra comunidad y fuerzan los salarios a la baja cuando compiten con los trabajadores locales por el empleo. La misma gente deviene en bien común, cuando son explotados por otros. Dondequiera que uno mire, puede ver la tragedia. No hay una solución tecnológica al problema del bien común, pero los gobiernos pueden actuar para limitar el acceso al bien común, con lo que en ese momento, deja de serlo.


    Extraído de la traducción en Crisis Energética de Maximum Power por Jay Hanson

    2007-09-25 21:15 | Economia, Política |


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