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Jugar a los médicos
Ser médico tiene más prestigio que ser profesor y si le digo al lector que en 2003, el 11% del
gasto público fue a educación y el 14% a sanidad, casi pensaría que gastamos mucho en educación para el
rendimiento obtenido y poco en sanidad --de hecho, esta última es una de las demandas más frecuentes de los ciudadanos--
Pero
según Robin Hanson --economista experto en política-económica sanitaria en EEUU-- podría gastarse entre un 30 y un 50% menos sin afectar en lo más mínimo la salud ni la esperanza de vida de los norteamericanos. Y los argumentos de Hanson son perfectamente aplicables a cualquier sistema sanitario.
La clave del argumento de Hanson son los estudios que parecen mostrar una correlación débil --en el mejor de los casos-- entre la cantidad de medicina disponible para los ciudadanos y la salud de éstos en claro contraste con las evidencias de una correlación importante entre la salud y otros factores como el ejercicio, el sueño, la dieta, el estatus social, el lugar de residencia, el clima, la contaminación o si uno fuma o no por ejemplo.
Hanson menciona gran cantidad de estudios con resultados interesantes, pero me ha llamado la atención especialmente uno que encontraba que uno gasto de 1000 $ más por paciente en sus últimos 6 meses de vida aumentaba su esperanza de vida entre -20 y 5 días con un 95% de confianza. Vivir en un área rural te garantiza en promedio un aumento de unos 6 años de vida y hacer algo de ejercicio hasta unos 15 años.
La conclusión, si Hanson está en lo cierto, es que pasando parte del presupuesto sanitario a educación y enseñar a la gente a mejorar los factores que sí influyen de manera apreciable en su salud, no parece tan mala idea, aunque no dejase de ser bastante impopular.
Respecto a lo que podría influir en nuestra manera personal de enfrentarnos a la medicina, Hanson no deja de darnos un magnífico consejos:
si no estarías dispuesto a pagar un tratamiento médico para un supuesto problema de salud, por qué preocuparse de hacerlo si otro paga la factura.
De hecho, si tuviésemos una máquina del tiempo y pudiésemos viajar unas décadas atrás, quizás el mejor consejo que podríamos dar a alguien sería que evitara en general los tratamientos médicos.
Un pregunta interesante que hace Hanson es ¿por qué veneramos la medicina a pesar de su poca efectividad evidente en numerosos tratamientos?. Hanson tiene una hipótesis de tipo evolutivo. El cuidado de los enfermos ha sido un forma de demostrar nuestra lealtad por los aliados.
Por supuesto, existen prácticas médicas cuyos resultados positivos están más allás de toda duda razonable, como es el caso obvio de la lucha contra las enfermedades infecciosas. Que nadie lea esto como aliento del uso de otras alternativas. Si el efecto positivo de la medicina es dudoso en gran cantidad de tratamientos, en el caso de las medicinas alternativas ese efecto positivo no existe más allá del
efecto placebo.
Referencias:
1.
Cut Medicine in Half. Robin Hanson 2007.
2.
Cut Medicine in Half. Entrada de Robin Hanson en Overcoming Bias.
3.
Overtreated. Shannon Brownlee 2007.
4.
Sources On Health Econ Topics
5. Robin Hanson 2005.
Fear of Death and Muddled Thinking – It Is So Much Worse Than You Think.
6. Loannidis JPA 2005.
Why most published research findings are false. PLoS Med 2(8): e124.
7. En una
entrada anterior comenta estas dos últimas referencias.
Addendum
Un blog que parece interesante --Marginal Revolution-- tiene una
entrada comentando la referencia 3.
2007-09-10 20:58 | Sociedad, Salud, Economia |
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Comentarios
1
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De: Nacho |
Fecha: 2007-09-10 22:00 |
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Lo que nos lleva al debate que por lógica le sigue, el del gasto en medicamentos. La cuestión no es sólo la eficacia de la medicina, sino la de múltiples medicamentos que están en el mercado y hay que colocar (para qué si no existen los visitadores médicos). Por otro lado, como decía uno, tal y como está hoy la medicina cada vez es más difícil ser declarado sano por un médico, doy fe.
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2
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De: Pedro J. |
Fecha: 2007-09-28 18:20 |
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Un estudio reciente además confirma el hecho conocido de la influencia de las farmacéuticas en los estudios. Entre un 18 y un 40% de las publicaciones sobre un antidepresivo estaban influidas desde la sobra por la compañía que la vendía.
Además, Nacho, lo que planteas me lleva a una pregunta que pudiera resultar de interés. ¿Realmente no existe una especie de estatus de salud arbitrariamente alejado de la salud media de la población?.
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