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Simulando el futuro
Después de una vacaciones en la
isla de El Hierro, lugar perfecto donde los haya para desconectar mentalmente de la carrera de ratas diaria, llego con varios frentes abiertos que me obligan a la multitarea, que como explicaba un
artículo en El País, es rival del rendimiento, o al menos de poder hacer bien todo lo que uno se propone. Pero parece que estoy en el rango de edad adecuado para enfrentarme mejor al reto
Los jóvenes, de acuerdo con la idea convencional, son los más aptos para compaginar tareas. Sólo hay que observar a los adolescentes y trabajadores veinteañeros enviando correos electrónicos, chateando y escuchando su iPod, todo al mismo tiempo. Una investigación reciente del Institute for the Future of the Mind, de la Universidad de Oxford, indica que la percepción popular es cuestionable. Se dio a un grupo de 18-21 años y a un grupo de 35-39 años, 90 segundos para traducir imágenes a números mediante un sencillo código. Los jóvenes obtuvieron un resultado un 10% mejor cuando no se les interrumpía. Pero cuando ambos grupos eran interrumpidos por una llamada telefónica, un SMS o un mensaje instantáneo, el grupo de más edad igualaba al joven en velocidad y precisión.
Participaba hace pocos días en una interesante charla en las no menos interesantes
entradas del blog La Singularidad Desnuda sobre le argumento de la simulación. Comentaba por allí que --como describía maravillosamente
Richard Dawkins en El Relojero Ciego con el ejemplo de los murciélagos--, nuestros cerebros hacen una recreación maravillosa de nuestro entorno que no es más que una simulación imperfecta, pero suficientemente aproximada de la realidad externa como para permitirnos la supervivencia, al menos el tiempo necesario para la reproducción.
Pero viendo un episodio de la serie House, hubo una escena que me cautivó. El protagonista se pasó durante varios episodios de la 2ª temporada intentado llevarse al huerto de nuevo a su ex-esposa con las más sucias artimañas –ya saben, todo vale cuando se trata del amor y la guerra--. Y cuando ella está dispuesta a irse de nuevo con él, House empieza a hacer una predicción detallada de cómo transcurrirá la relación a partir de entonces, llegando a la conclusión de que no funcionaría. La mente de House hizo una simulación del futuro a partir de los acontecimientos pasados.
Y eso es lo que podrían estar haciendo nuestras mentes todo el tiempo. Y resulta que me encuentro esta interesante entrada en Scientific Blogging al respecto –lo cierto es que no recuerdo que fue primero, pero en aras de hilar una historia algo más interesante, una mentirijilla inofensiva puede darle algo salsa a la entrada. Y de hecho, esa es una de las maneras en que suele funcionar nuestra memoria, añadiendo ciertas mentirijillas para que los hechos que realmente no recordamos tengan cierto sentido--.
Simulating the future and remembering the past: Are we prediction machines?
Donde lo relevante es la conexión que podría existir entre la recuperación de los recuerdos y la recreación del futuro: activación de las mismas áreas cerebrales. El hecho de que la memoria sea tan imperfecta puede ayudar a crear variaciones sobre el mismo tema que podrían de hecho ser utilizadas como predicciones de cómo se puede desarrollar el futuro. Y es interesante notar que al parecer también las mismas áreas cerebrales están relacionadas con la teoría de la mente, es decir, la simulación que hace nuestro cerebro de lo que están pensando los demás para predecir su comportamiento.
Si juntamos el simple hecho de que nuestra memoria sea borrosa y el cerebro haga reconstrucciones para dar sentido al pasado y para hacer predicciones del futuro con la extrema confianza que damos al resultado de esas predicciones, tenemos un montón de prejuicios asociados que son típicos de nuestras predicciones del futuro, tanto de nuestras propias vidas, como de aspectos generales. Hay un magnífico blog dedicado a esos y otros importante prejuicios:
Overcoming Bias, pero los dos artículos clave –o al menos el que a mí personalmente me interesa por la relación con este blog-- son
Cognitive biases potentially affecting judgment of global risks.
Neuroeconomics: How neuroscience can inform economics
Ambos artículos darán para numerosas entradas. En un mundo tan complejo como el actual, no es nuestra incapacidad de estimar las consecuencias de nuestras acciones lo más importante, sino la incapacidad de reconocer esa incapacidad fundamental de nuestras mentes para obrar en consecuencia.
2007-04-09 21:27 | |
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