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La escuela del futuro
Continuación de
Rendimiento escolar y economía de mercado
Analogy of the church and the car dealer: schools are part business and part charity and there is a tension between doing “good” and doing “well.”
Subsidies, Hierarchy, and Peers: The Awkward Economics of Higher Education. Gordon C. Winston
En un artículo que leí hace varios años
The Living Network of Schools Owned by Teachers and Students--y que recomiendo a aquellos que estén interesados en ideas realmente innovadoras sobre la educación--, el autor hace una propuesta compleja y radical para que se den los incentivos que estamos buscando en la escuela. El sistema propuesto tiene cierta reminiscencia de los que se ha venido en denominar
escuelas democráticas y sus
variantes. La diferencia es que el autor hace del
aprendizaje colaborativo, la estructura de red jerárquica y la economía de mercado los tres grandes pilares del sistema. A diferencia de la escuela democrática --más idealistas en la visión de la naturaleza humana-- el modelo introduce el dinero en forma de pases que compran los estudiantes con objeto de ganar créditos. Además se reparten acciones de la institución entre sus miembros con objeto de que cada miembro obtenga poder de decisión según el número de créditos que posea --supuestamente relacionado con sus capacidades--. La unidad fundamental de este sistema es el grupo de trabajo.
El modelo tiene la virtud de atacar un grupo de problemas de difícil solución en el sistema actual: en encasillamiento de las disciplinas, el exceso de énfasis en títulos, reglas y hojas de ruta más que en la creatividad y la escasa motivación para el aprendizaje.
Si a esto unimos la introducción de las nuevas tecnologías para paliar los defectos del sistema sobre el aprendizaje individual; llámese la diferencia en los tempos de aprendizaje individuales podríamos tener una idea germinal del sistema educativo del futuro.
El sistema de aprendizaje colaborativo con estructura de red jerárquica, empezando en el grupo de trabajo dentro del Centro educativo y terminando en los grupos de trabajo inter-centros también ataca dos problemas que tienen que solucionar los sistemas educativos en el próximo futuro: adaptación y productividad.
La necesidad de adaptación viene del hecho básico de que los cambios se están produciendo tan rápido que cuando un alumno entra en la escuela no sólo no sabemos qué demanda social se encontrará al finalizarla, sino que probablemente los trabajos más demandados en ese momento ni siquiera existan la actualidad.
La productividad social debería ser uno de los objetivos del sistema educativo. Históricamente la escuela ha sido una especie de sociosfera separada donde supuestamente teníamos que enseñar a los alumnos cómo es el mundo exterior sin poderlo experimentar directamente. El aprendizaje colaborativo con estructura de red podría estar integrado en el sistema de producción social e incluso competir en algunos aspectos en terrenos que hoy consideraríamos ridículos. Un ejemplo sencillo de lo que quiero decir son las escuelas de hostelería que abren al público para enseñar a sus alumnos cómo se trabaja en el mundo real y cómo éstas pueden establecer cierta competencia real con restaurantes de la zona.
Después de escribir esto y buscar ideas sobre el futuro de la educación, me encuentro en la sección de educación del
ANÁLISIS PROSPECTIVO ANDALUCÍA 2020 que termina de esta guisa
A pesar de las diferentes nociones del término mantenidas por cada uno de los autores señalados, podemos hallar puntos de encuentro como para poder señalar lo que se entiende por
capital social. En términos generales, el capital social se define como la capacidad que tienen los actores de disponer de ciertos recursos gracias a su acceso a conexiones y redes sociales. Para que podemos utilizar el capital social, Coleman (2001) señala que el capital social es especialmente importante para suplir las deficiencias que pueden tenerse respecto a otras formas de capital. De hecho, el capital social no debe ser considerado un recurso en sí mismo, un objeto apropiado por individuos o redes sociales, sino un proceso que facilita la capacidad de acceder a otros recursos y, por tanto, a otras formas de capital. Para este autor, tres son las formas de capital social: obligaciones y expectativas; normas y sanciones; y canales de información. De ellas, las dos primeras son, a juicio de Coleman, las más relevantes en la creación de capital humano, siendo la forma más propia de que se den a través del mantenimiento de redes sociales que conformen una estructura cerrada.
Que podemos resumir en uno de los
pilares educativos de la UNESCO: Aprender a aprender. Pero mejor si las redes sociales conforman una estructura abierta.
Addendum
Muchos días después de escribir esto llego al enlace clave
Education Futures y a un diagrama procedente de esta web que invita a meditar y cuya traducción me llega a través de
Aníbal de la Torre.
2008-02-23 18:35 | Educacion |
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